Hace mucho tiempo, en un pueblo perdido entre las montañas, hubo un conflicto entre sus habitantes. Ni los más ancianos recuerdan por qué. El pueblo quedó dividido en dos bandos: Los del Norte y los del Sur. Después de muchas peleas, el bando del Norte construyó un gran muro para separarse de sus enemigos. El jefe de este bando, que se llamaba Pedro, prohibió que nadie pasara al otro lado del muro, y si lo hacía, debería quedarse allí para siempre. Bajo esta condición todo el bando tenía muy claro lo que debía hacer y lo que no. Durante muchos años nadie se atrevió a saltarse la prohibición, con lo cual, cada bando vivió aislado del otro.
Hugo, el nieto de Pedro, era un joven muy curioso. Tenía 15 años y no le gustaba nada que sus padres le dijeran lo que tenía que hacer. Él llevaba varios días buscando una manera de cruzar el muro y ya había encontrado un lugar en el que podría excavar un túnel sin que nadie le viera. Era una zona cerca de un río, con muchos árboles y matorrales. Como la tierra estaba húmeda, podría excavar con facilidad.
Hugo estaba esperando una ocasión perfecta para escaparse e intentar cruzar el muro. Por las mañanas sus padres estaban trabajando y su hermana en la escuela así que fingió estar enfermo y se dirigió al lugar que había planeado. Con una pala empezó a excavar pero el muro tenía unos cimientos muy profundos y no le dio tiempo a acabar. Para que nadie lo descubriera tapó el agujero con ramas y hojas y regresó a casa. Tuvo que estar toda la tarde en la cama para que sus padres creyeran que seguía enfermo. Así podría continuar la excavación a la mañana siguiente. Cuando por fin amaneció y sus padres y su hermana se fueron de casa, Hugo se fue con la pala a seguir el agujero. Ya le quedaba muy poco para llegar a la mitad pero se llegó la hora y tuvo que volver a casa y esperar al día siguiente. Por la mañana se marchó otra vez. Cuando empezó a excavar, se encontró que la otra mitad del agujero estaba cavada.
Hugo sabía de que su abuelo Pedro había ordenado que el que cruzara el muro debería quedarse en el otro lado para siempre pero él estaba convencido de que no se iban a descubrir. Así pues, sin pensarlo mucho más, empezó a cruzar el túnel. Cuando llegó a la mitad se encontró con una chica que parecía tener su misma edad. Al verlo, la chica se asusto y retrocedió hasta salir del agujero. Hugo la siguió y acabó cruzando el túnel. Al otro lado, el paisaje era parecido y también había un río con árboles alrededor.
Hugo empezó ha hablar con la chica, que se llamaba Paula. Ésta le contó que tenía mucha curiosidad por ver lo que había detrás del muro, ya que no sabía por qué estaba allí. Hugo le explico que hace unos cuantos años hubo una disputa entre los dos bandos del pueblo, que eran los del Norte y los del Sur. También le conto que él pertenecía al bando del Norte y que en esa parte del pueblo todavía se hablaba bastante mal de los del Sur. Paula le dijo que en su lado nunca había oído hablar a nadie sobre esa disputa ni tampoco sobre el muro.
Hugo se dio cuenta de que por la parte del Sur el muro estaba lleno de dibujos muy bonitos. Paula pensaba que el muro estaba allí simplemente para decorar y que por eso toda la gente de ese lado pintaba sobre él.
Hugo y Paula fueron preguntando en unas cuantas casas sobre la disputa y también que opinaban sobre el bando del Norte. Toda la gente había olvidado ya la pelea y no guardaban ningún rencor.
Hugo se dio cuenta poco a poco de que los de su lado habían sido un poco exagerados. Ellos no querían tirar el muro porque al otro lado estaban sus antiguos enemigos y los del lado del Sur por lo único que querían el muro era porque lo utilizaban para pintar dibujos.
Cuando se hizo tarde Hugo se despidió de Paula y volvió a su casa. Durante mucho tiempo, Hugo fue a ver a Paula y poco a poco se fue enamorando de ella. Paula también se enamoró de Hugo y al final se hicieron novios. Así pasaron varios años.
Un día Hugo decidió contarle a su abuelo y a sus padre toda la historia. Les dijo que al otro lado la gente no tenía nada en contra de ellos. Pedro se enfadó mucho con Hugo por haberse saltado la norma y haber pasado el muro. Ahora debería quedarse allí para siempre. Éste se sorprendió mucho por la reacción de su abuelo pero le dijo que prefería vivir feliz en el otro lado antes que allí. Pedro debía dejar elegir al resto de la gente del pueblo dónde querrían quedarse a vivir.
Aquel día, Hugo se fue corriendo, cruzó el muro y se quedo con Paula.
Mientras tanto, Pedro hizo una reunión para decirle a la gente que y podrían irse al Sur. Estaba convencido de que nadie querría. para su sorpresa, toda la gente se fue al otro lado y él se dio cuenta de que se iba a quedar solo. Pensó que tanto tiempo guardándole rencor a los del bando del Sur no le iba a servir para nada así que él también cruzó el muro e hizo las paces con todos.
Hugo empezó ha hablar con la chica, que se llamaba Paula. Ésta le contó que tenía mucha curiosidad por ver lo que había detrás del muro, ya que no sabía por qué estaba allí. Hugo le explico que hace unos cuantos años hubo una disputa entre los dos bandos del pueblo, que eran los del Norte y los del Sur. También le conto que él pertenecía al bando del Norte y que en esa parte del pueblo todavía se hablaba bastante mal de los del Sur. Paula le dijo que en su lado nunca había oído hablar a nadie sobre esa disputa ni tampoco sobre el muro.
Hugo se dio cuenta de que por la parte del Sur el muro estaba lleno de dibujos muy bonitos. Paula pensaba que el muro estaba allí simplemente para decorar y que por eso toda la gente de ese lado pintaba sobre él.
Hugo y Paula fueron preguntando en unas cuantas casas sobre la disputa y también que opinaban sobre el bando del Norte. Toda la gente había olvidado ya la pelea y no guardaban ningún rencor.
Hugo se dio cuenta poco a poco de que los de su lado habían sido un poco exagerados. Ellos no querían tirar el muro porque al otro lado estaban sus antiguos enemigos y los del lado del Sur por lo único que querían el muro era porque lo utilizaban para pintar dibujos.
Cuando se hizo tarde Hugo se despidió de Paula y volvió a su casa. Durante mucho tiempo, Hugo fue a ver a Paula y poco a poco se fue enamorando de ella. Paula también se enamoró de Hugo y al final se hicieron novios. Así pasaron varios años.
Un día Hugo decidió contarle a su abuelo y a sus padre toda la historia. Les dijo que al otro lado la gente no tenía nada en contra de ellos. Pedro se enfadó mucho con Hugo por haberse saltado la norma y haber pasado el muro. Ahora debería quedarse allí para siempre. Éste se sorprendió mucho por la reacción de su abuelo pero le dijo que prefería vivir feliz en el otro lado antes que allí. Pedro debía dejar elegir al resto de la gente del pueblo dónde querrían quedarse a vivir.
Aquel día, Hugo se fue corriendo, cruzó el muro y se quedo con Paula.
Mientras tanto, Pedro hizo una reunión para decirle a la gente que y podrían irse al Sur. Estaba convencido de que nadie querría. para su sorpresa, toda la gente se fue al otro lado y él se dio cuenta de que se iba a quedar solo. Pensó que tanto tiempo guardándole rencor a los del bando del Sur no le iba a servir para nada así que él también cruzó el muro e hizo las paces con todos.
Elisa Marcos Delgado